Fin de un viaje infinito

Los actores estaban nerviosos desde que la función empezó, desde que tomaron posiciones en el escenario. La decisión de irnos para allá costó, para que os vamos a engañar no las tuve conmigo hasta el último mes. Sergio estaba convencido desde hace tiempo de querer irse. Mi caso pues…sí, tenía muchas ganas de algo así pero separarme de todo esto (familia, amigos, fútbol) por este tiempo pues…lo tuve que pensar bastante, el desenlace ya lo sabéis. El caso de Óscar pues además de todo lo que tenía yo (cambiando fútbol por baloncesto) se añadían dos cosas muy importantes, su puesto de entrenador del equipo de baloncesto y Ana (cuanto te ha echado de menos y vaya beso más sincero, hasta yo me emocioné). Sergio me empujó a todo esto y entre los dos nos metimos a Óscar en la mochila y, para allí que nos fuimos.

La última semana la verdad es que se hizo bastante larga, teníamos muchas ganas de llegar a casa, más que nada por que ya nos habíamos quedado solos y el hecho de vivir todas las despedidas pues hizo que hasta nos impacientáramos. Eso sí, la aprovechamos al máximo. El lunes y el martes fueron de lo más normal para mí (clase y más clase) puesto que había fijado mi despedida con el centro para el miércoles.
En cambio, para Sergio y Óscar fueron días bastante emotivos, yo diría que el más emotivo vivido en el país. Primero les realizaron una despedida sorpresa en la escuela de Educación Especial y el martes fueron ellos los que se encargaron de realizarla y de obsequiarles con jugo y pastel. Ese día los vi tristes, como que ya sintieran que todo había acabado. Esa noche salimos por Oxígeno, casi sin ganas ya que calló una tromba de agua de las buenas y en cuanto paró un poco ya teníamos un coche en la puerta de la residencia para recogernos. La noche pues como de costumbre, muy bien. Cerramos Bohemio, a comer algo y a dormir.
El miércoles fui al proyecto con los pasteles que había comprado para los niños y mi sorpresa fue que no había ningún niño en el proyecto, las señoras encargadas de la comida no habían aparecido y ese día los niños no comían en el proyecto y por lo tanto no acudían a reforzamiento. Yo había dicho a los profesores que ese día traería unas tortillas de patatas para que las probaran y como tampoco teníamos comida para nosotros pues fui a comprar unas ensaladas y un poco de pan para hacer pan con tomate.
Además de los profesores comimos con dos niños del grupo de la tarde que si asistieron a su hora y que por supuesto, no habían comido. Bravo por las madres que no asistieron que su irresponsabilidad dejó a cerca de 100 niños sin comer. La plática con los profesores fue muy enriquecedora y salí muy emocionado en la camioneta del proyecto a mi casa y realmente viendo que mi trabajo aquí había valido la pena.
El jueves lo dedicamos a comprar los últimos recuerdos del país. Viajamos de León alrededor de las nueve de la mañana hacia Managua en un ínter-local y de la capital a Masaya en el mismo transporte.
Cuando llegamos a Masaya nos dijo el señor que cobraba el trayecto, que el mercado estaba ahí mismo pero nos acordamos de una gran parte de su familia.
A la llegada a León pues comimos y nos dedicamos a empezar a darle la vuelta a la habitación para comenzar a recoger un poco la leonera.
Por la noche, nos vinieron a buscar y extendimos una de nuestras prácticas habituales en España al otro lado del charco, el botellón. Nos juntamos en el parque situado delante de la residencia pusimos música en un coche y a platicar, beber…
Salimos a Oxígeno e hicimos nuestro espectáculo habitual pero un poco más Sergio y yo nos transformamos casi en Esteso y Pajares y la verdad es que nos reímos… vamos, aún me sigo riendo cada vez que lo pienso, bueno yo y todos los que lo pudieron presenciar, gracias Esteso.
El viernes amanecí pronto pues quería despedirme como ellos se merecían y llegué pronto por la mañana a ver a todos. Solo hubo que abrazos y abrazos hasta que me fui con las chicas al coro. Experiencia nueva para mí puesto que todos los viernes iban al coro pero yo tenía trabajo que hacer y no las podía acompañar. El viernes disfruté como un auténtico niño, canté todas, con una afinación digna de un auténtico hipopótamo y una voz un poco turbia pero bueno, lo intenté y me reí mucho con las alumnas, Marisol, Alberto y un señor alemán que no recuerdo el nombre pero que el piano lo tocaba muy bien y sabía llevar a todas las niñas de una forma especial.
Cuando llegué del coro me tenía una sorpresa preparada y bailamos, cantamos, jugamos y hubo tiempo para que me emocionara pues los niños hablaron de mi paso por el proyecto, me dedicaron bailes regionales… (también uno de Daddy Yankee, talento de barrio, ya sabéis ).
Después de eso quedamos en casa de Marisol para comer y como no, con la ayuda de mis pinches, me marque mis clásicos espaguetis con Ketchup. Como nuestra coordinadora llegó a la hora (siempre llega a la hora, pero a la nicaragüense) salimos un poco tarde de su casa para la residencia había aún un par de cosas por hacer.
Recogimos toda la cuadra y por fin nos dieron las camisetas de béisbol.
Solo nos quedaba una noche en León, ¿Qué podíamos hacer? Pues os cuento cenamos en Mediterráneo, como no, pizzas acompañados de Marisol y unos amigos suyos.
Después la cuadrilla de ahí nos pasó a recoger y nuestros últimos bailes fueron en Oxígeno, riendo, bebiendo y disfrutando como nunca; bueno como siempre.
De Oxígeno seguimos la ruta habitual, hamburguesería y en coche a casa. Sergio y yo fuimos en el maletero sentados porque no cabíamos todos los que estábamos.
Nos despidieron en la residencia y la verdad es que nos fuimos entre medio borrachos y con caras de circunstancias a casa de Marisol a tomar el último ron esta vez brindando por nosotros. Allí Marisol nos dejó una maleta porque ya suponíamos que con todo lo que llevábamos en el aeropuerto…miau.
El viaje al aeropuerto pues… ¿desnucados? Eso es poco.
En los aeropuertos pues, sueño, ratos de espera, pequeñas cabezadas… y risas.
En los aviones pues, sueño, música y películas por cortesía de Delta Airlines o Air France, como queráis.
La llegada a España pues solo nos falto besar y abrazar el suelo que pisábamos por fin estábamos en España y por fin veíamos a nuestras madres y padres.
Alegría desbordada lloros y muchos, muchos abrazos para todos. La pancarta, lo siento Pez, pero no me fijé mucho y creo que los demás tampoco pero, muchísimas gracias.
El hotel de nuestros padres pues igualito que los que había por Nicaragua. Ya no me acordaba del agua caliente, del papel del wc suave, de las toallas con suavizante…
El ternasco de después, sin palabras y ya el colofón…
No lloré, pero que poquito me faltó, no me lo esperaba por nada del mundo. Solo sospeché que la familia y amigos de Óscar estarían pero no pensaba que mi familia y amigos también llegaran desde tan lejos para verme un ratito nada más.
El concurso de tortillas y todo lo que allí había pues una lástima porque lo llegamos a coger (que ahora ya lo puedo decir cuantas veces quiera) un rato antes y ese gran concurso de tortillas se nos queda pequeño.
Al llegar a Estiche pues os podéis imaginar. El sábado que viene me tienen preparado no se qué aún.


Y poco más que contaos, me despido y nos despedimos con la parrafada más grande del blog. Es por y para vosotros.
Gracias por acompañarnos a tantos kilómetros de distancia, habéis sido un apoyo muy grande en nuestros primeros días y una compañía en toda nuestra función al otro lado de vuestras pantallas y del charco. Nos habría gustado teneos más cerca en muchas ocasiones pero sin duda esto nos ha hecho más fuertes. Nos vamos con las cabezas bien altas por lo que hemos hecho aunque en algunos momentos las agachemos y respiremos fuerte por lo que allí dejamos. Esto solo nos ha de servir para coger impulso y agarrarnos con más fuerza a lo que está por llegar.
Me gustaría escucharais esta canción durante la lectura pero lo escribo aquí abajo por que la tendríais que repetir como unas 3 veces para leerlo todo tranquilamente. Por eso la pongo aquí abajo para que disfrutéis de ella. Nos acompañó en nuestra última etapa pero ha sido nombrada como la canción del viaje. Y viene para elevarla a los altares junto a la pista 4. http://www.youtube.com/watch?v=Uia-3vc7LuM


La función ya acabó, sí, aun que para algunos se hizo larga, al final el trío de actores se deshizo en elogios con el público y se dedicó a realizar reverencias una detrás de otra como agradecimiento. Todos los asistentes salieron chismorreando de lo ocurrido pero todos encantados a poder rememorar juntos otra vez todo lo allí vivido y quién sabe si algún día dicha compañía de titiriteros, equilibristas, en algún momento payasos, malabaristas…se volvería a reunir y realizaría algo parecido.
De momento disfrutad todos de lo que ocurrió y permitir que también nosotros os volvamos a dar las gracias por todo. Fue un placer contáoslo.


Miguel
http://www.youtube.com/watch?v=fkk42e5x2hs&feature=related